Marina Nuñez_Fenomenos
 
 
 
 

Marina Nuñez. “Fenomenos”

Sala Atin Aya.

Calle Arguijo, 4. Sevilla. Hasta el 16 de febrero de 2020

 

“Fenómenos” está comisariada por Sara Blanco, que con su proyecto pretende realizar una reflexión estética sobre algunas de las cuestiones sociales y de identidad que atañen al ser humano contemporáneo y destacar la estrecha relación que la obra de Marina Núñez guarda con el barroco español; lo que para ella se traduce en un imaginario cercano a la ciencia ficción y al terror que, al mismo tiempo, tiene la capacidad de conectar y e identificar a individuos de nuestra sociedad.

“Fenómenos” es una selección de obras recientes de Marina Núñez –una artista cuyas iconografías están asociadas al territorio de la ciencia ficción y el terror sin dejar atrás referencias a la Historia del Arte– que parte de las relaciones temáticas entre su producción y el Barroco español, tan vinculado a la historia de la ciudad que acoge la exposición, con nombres de indudable relevancia como Diego Velázquez, José de Ribera o Juan de Valdés Leal.

En el recorrido expositivo por las tres plantas de la Sala Atín Aya se repasan, mediante imágenes digitales, videoinstalaciones o esculturas realizadas en láser sobre vidrio, sus iconografías de mujeres metamórficas, monstruosas, prodigiosas.

Así, en la planta baja se muestran mujeres barbudas, sirenas, mujeres que se licuan. Son imágenes digitales y un video que representan mujeres fuera de lo común: portentos físicos, seres híbridos, rara avis que pertenecen al territorio de la exclusión, pero que son como espejos ligeramente deformados en los que vernos identificados; y que representan esas aberraciones como proposiciones positivas de otras formas de identidad. Además, sin duda, entroncan con el gusto por lo diferente y lo asombroso propio del Siglo de Oro español.

La primera planta ha sido concebida como una suerte de Cuarto de las Maravillas. Un lugar donde se conservan fenómenos como aquellos que se catalogaban en las colecciones de naturalia y artificialia, pero que a su vez son el germen de conceptos con los que la ingeniería genética trabaja en la actualidad. Todas los vídeos y esculturas tienen que ver con lo natural, un concepto que aquí se cuestiona, representado en forma de vegetación. Paisajes contenidos, paisajes desbocados, paisajes diferentes creados por la mirada de los humanos, mujeres arbóreas que se expanden… Un espacio de reflexión sobre las relaciones que establecemos, real y figuradamente, con nuestro entorno.

La última planta ha sido organizada como una potente instalación audiovisual a través de la proyección de cinco videos en las paredes de la sala, dos de ellos creados específicamente para la exposición. Todos ellos tienen que ver con otro motivo muy querido por el Barroco: la muerte. En una de las series vemos la volatilidad de unos rostros que se deshacen como polvo o humo, en la otra, unas vanitas, unos rostros de restos fragmentados, como una arqueología de lo humano, que se desmoronan. Las flores, que en las vanitas representaban la fugacidad de una existencia vana, aquí son lo que finalmente permanece.


Marina Núñez (Palencia, 1966) ha expuesto individualmente en centros públicos como el Espacio Uno del Reina Sofía (1997), La Gallera de la Comunidad Valenciana (1998), la Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca (2000), la Iglesia de Verónicas en Murcia (2001), el DA2 de Salamanca (2002), la Casa de América en Madrid (2004), el Instituto Cervantes en París (2006), La Panera en Lleida (2008), el Musac en León (2009), el Centre del Carme en Valencia (2010), la Sala Rekalde en Bilbao (2011), el Patio Herreriano en Valladolid (2012), la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid (2015), Artium en Vitoria (2016), las Cortes de Castilla y León (2016), el Palacio de la Madraza en Granada (2016), Es Baluard en Palma de Mallorca (2017), la Capilla del Museo Barjola (2017), el Centro Puertas de Castilla en Murcia (2019) o el TEA en Tenerife (2019).


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Fotos de Óscar Romero