Mariajosé Gallardo (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1978) se considera una artista anacrónica porque utiliza la pintura y le interesa reflexionar sobre el proceso pictórico en un tiempo en el que el arte se afana por buscar otros medios. Mediante la pintura –y su disposición instalativa en muchas ocasiones– narra historias aparentemente intrascendentes, mezclando tradición y cultura actual y preocupada por temas como el poder de la imagen en la sociedad actual, donde el ser humano se desenvuelve adoctrinado por creencias, hábitos heredados y resortes de poder históricos.

Para crear su obra se apropia de muchos de los recursos propios de la manipulación visual originados en el barroco, principalmente la utilización del trampantojo o el acentuado recorte de la figura sobre el fondo plano que se ve acentuada por lo excesivo del pan de oro. Todo ello aporta un profundo dramatismo a las composiciones que sorprende por su capacidad de atracción.

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