Ángeles Agrela

Por Rosalía Banet

 

Ángeles Agrela (Úbeda, Jaén, 1966) es una artista que trabaja con el tejido, el vídeo, la fotografía, la pintura, el dibujo y la obra gráfica. Su proceso creativo normalmente sigue una línea argumental y un grupo de obras va dando paso a otras como partes de una misma historia. 
Su trabajo siempre ha estado muy relacionado con el cuerpo y trabaja a menudo con referencias al propio arte, al hecho de ser artista o qué tipo de artista. 

Presencia en internet

www.angelesagrela.wordpress.com

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Otros enlaces

Editorial Musical – Grupo de fe 

Obra gráfica de la artista en Taller de serigrafía y edición – Christian M. Walter

Sobre "La matanza de los inocentes" en Galería Aural – Alicante

Ficha de la artista en Galería Adhoc – Vigo

Ficha de la artista en Galería Magda Bellotti – Algeciras

Ficha de la artista en Galería Manuel Ojeda

Catálogos de sus exposiciones

Ángeles Agrela. nº35. Retrato. Acrílico y lápiz sobre papel, 2014, 100 x 70 cm


Entrevistas y otras apariciones

Ángeles Agrela: Con el ordenador se pierde la frescura”, Paula Achiaga, El Cultural, 12-9-2001

Ángeles Agrela. La profundidad de la piel”, Revista MU

Ángeles Agrela: contorsionista”, Rocío de la Villa, El Cultural, 3-5-2007

Exposición: Ángeles Agrela presenta "Lección Magistral de Anatomía" 

Juan Luis Tapia sobre “La profundidad de La piel”, “Ideal”, 2-2-2012

Pintar y dibujar, la satisfacción de Ángeles Agrela”, en Los ojos de Hipatia, por Isabel Genovés Estrada (2013) 


Formación

Ángeles Agrela es Licenciada en Bellas Artes en la Universidad Alonso Cano de Granada (España)


Estancias y reconocimientos

Actualmente vive y trabaja en Granada, (España). Pero ha residido en Nápoles (1991, Beca Erasmus), La Habana (1998, Beca Manuel Rivera) y Berlin (2007, Estancia Centro Glogauer). 
Desde 1994 ha celebrado más de treinta y cinco exposiciones individuales tanto en galerías privadas de España y Holanda como en Instituciones públicas de Italia, Francia, Alemania y España. También ha participado en exposiciones colectivas en Suiza, México, Brasil, Berlín, Miami o Nueva York.
En 2013 fue galardonada con Premio del Público de las Artes Plásticas del Canal Sur. Y en 2010 con el Premio de Artes Plásticas del Gobierno de Cantabria.

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Ángeles Agrela. nº36. Retrato. Acrílico y lápiz sobre papel, 2014, 100 x 70 cm


Exposiciones individuales

2013. Fondo de armario, Museo Molinos del Río, Murcia
2012. La profundidad de la piel, Crucero del Hospital Real de Granada, Universidad de Granada
2011. La matanza de los inocentes, Galería Aural, Alicante
2011. La profundidad de la piel, Galería Magda Bellotti, Madrid
2010. Slangenmens, De Glorie Art Gallery, Oosterbeek, Paises Bajos
2010. Lección magistral de anatomía, Galería Ad Hoc, Vigo
2010. 35ª Lección de anatomía, Estudio Ammeba, Atenas, Grecia
2008. Super Culto, Museo Barjola, Gijón
2007. La Elegida, Galeríe d´Art des Lycées de la Borde Basse, Castres, Francia
2007. Contorsionista, Galería T20, Murcia
2004. La Elegida, Galería Adhoc, Vigo
1997. Te sentirás bien, Sala Rekalde, Área 2, Bilbao
1996. Ex-votos, Galería Carmen de la Calle, Jerez de la Frontera, Cádiz


Exposiciones colectivas

2013 Arte de Comportamiento e imágenes sociales del cuerpo, Centro Andaluz de arte contemporáneo, Sevilla
2011 VideoStorias, Museo Artium, Vitoria-Gasteiz
2010 Ni evas ni adanes, Galería Nuble, Santander
2010 Nosotras, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla
2009 Camuflaje, la Casa Encendida, Madrid
2008 No más héroes. La colección VIII, Museo Artium, Vitoria
2008 Paixóns privadas, visións públicas, Museo MARCO, Vigo
2007 De Granada a Gasteiz, un viaje de ida y vuelta, Museo Artium, Vitoria
2006 Prueba de resistencia, Museo de las Artes MUSA, Guadalajara, México
2006 FAUNA://hybrid Charim Galerie, Viena, Austria
2003 Catastrofi Minime, MAN, Museo d´arte di Nuoro, Cerdeña, Italia
2003 Correspondencias, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, Octava Bienal de Arte de la Habana, Cuba
2003 Los Indisciplinados, MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Vigo
2002 Pasión Diseño Español, Academie der Künste, Berlín, Alemania y Palacio de Santo Domingo, Salamanca
2002 Premio L´Oreal de Arte Contemporáneo, Centro Conde Duque, Madrid
2001 El Viaje, Centro Cultural Español de Cooperación Iberoamericana, Miami, USA, Galería Larrama Arte Contemporáneo, Santo Domingo, República Dominicana
2001 VII Muestra Unión Fenosa, Estación Marítima, La Coruña
2000 Panorama³, Centro Artístico, Granada y Jerez de la Frontera, Cádiz
2000 Mujeres (Manifiestos de una naturaleza muy sutil), Sala de Exposiciones de la Comunidad de Madrid, Madrid
1994 “Paka Antúnez, Pilar Albarracín y Ángeles Agrela" Galería Magda Bellotti, Algeciras, Cádiz


Ferias

ARCO, ARTissima, Feria Internacional de Arte de Caracas, LOOP, Valencia Art, DIVA Digital & Video Art fair, DFOTO, Arte Santander, MACO, Balelatina Hot Art, New Art


Obra en museos y colecciones

Su obra se encuentra presente en colecciones como la del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa (A Coruña), Colección L´Oreal España, Colección Caja San Fernando (Sevilla), Fundación El Monte (Sevilla), Colección Cajastur (Gijón), Caja Vital Kutxa (Vitoria) ,Gobierno de Cantabria, Colección de Arte Contemporáneo de la UNED, Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí (Córdoba), así como en las colecciones de las Diputaciones Provinciales de Granada, Jaén, Cádiz, Málaga y Huelva. 

Ángeles Agrela. nº38. Retrato. Acrílico y lápiz sobre papel, 2014, 150 x 100 cm


Entrevista de Rosalía Banet a Ángeles Agrela

En general, tu trabajo toma como escenario principal el cuerpo humano, ¿Cómo llegaste a este territorio? ¿por qué elegiste el cuerpo como espacio desde el que trabajar y comunicar?

Siempre ha habido varios temas que se han ido mezclando en mi trabajo a lo largo de los años y de las distintas etapas o series que puedo distinguir cuando miro hacia atrás. Es cierto, como dices, que uno muy importante es el cuerpo, lo físico, lo carnal, el esfuerzo. Hay quien se obsesiona con el cuerpo y otros se lo toman con más naturalidad, pero nadie puede ignorarlo. El cuerpo siempre ha estado muy presente en mi obra desde el principio. Recuerdo que ya antes de terminar la carrera de Bellas Artes, en una estancia en Nápoles con la beca Erasmus y cuando aún no tenía muy claras mis preferencias, me dejé cautivar totalmente por los exvotos que llenaban las iglesias en esa ciudad. De hecho, mi primera exposición individual en Granada se titulaba “Por gracia concedida”, y en ella revestía totalmente una pared de la sala con exvotos, cuadritos pequeños que representaban las distintas partes del cuerpo humano. 
Suelo usar mi relación con el cuerpo, el propio y el ajeno, para hacer consideraciones sobre mí misma y también para hablar del mundo del arte, a veces con un tono irónico o crítico. Por otro lado hay un polo también muy fuerte que remite a mi interés por personas que hacen con sus cuerpos cosas no muy normales, que les sitúan al margen. A veces he usado estas cosas para hacer metáforas sobre mi visión de la propia figura del artista; por qué hacemos las cosas que hacemos y cómo es juzgado o interpretado nuestro trabajo y nuestro esfuerzo.

Tienes una trayectoria muy sólida y la evolución de tu trabajo es muy coherente, ¿Cómo definirías el universo Agrela?

Pues casi lo que creo que más me podría definir como persona es el interés por las cosas en general y por querer aprender siempre y cuestionarlo todo, así que supongo que eso marca la evolución de mi trabajo, claro. 
También pienso que la mayoría de esos parámetros de coherencia que dices ver en mi trabajo no son algo totalmente intencionado, es algo que yo veo al cabo del tiempo e incluso a mí me sorprende. No tengo en mente nunca hacer una obra coherente con una misma meta. Más bien creo que mi trabajo no tiene una intención de unidad y coherencia formal. Si la tiene es porque, en definitiva, todas estas son cosas que hace la misma persona. Pero cada proyecto acaba resolviéndose con los medios más idóneos en cada caso y conceptualmente también van cambiado. Mi trabajo es el resultado de meter en una coctelera muchas cosas e intereses distintos junto a otras que se cuelan inconscientemente, supongo. Encauzar cada serie nueva me cuesta la vida porque cada una de ellas pertenece a un momento vital distinto y darles continuidad y ver el trabajo con una visión global a lo largo del tiempo es complicado. También es verdad que mis proyectos siempre suelen abordar el asunto desde distintos medios; hay un vídeo que es como el eje central, hay series de fotografías, dibujos… Esa variedad de medios sí es característica de mí desde hace tiempo, pero eso no es nada raro en los tiempos que corren. 
Si existe un “universo Agrela”, como tú lo llamas, creo que se forma a partir de mi interés por todo lo relacionado con las narraciones del cuerpo, con su exaltación como experiencia y de su manipulación como medio de reivindicación. Trabajo frecuentemente con referencias al propio arte, o al hecho de ser artista, o qué tipo de artista. Me interesa mucho la gente que trabaja con elementos propios del mundo del cine, de la música, del humor, la ironía sobre todo, de la moda, del cómic últimamente; la contaminación del arte con el resto de las disciplinas en general. 

En toda tu obra se aprecia un lenguaje propio, formado por una simbología clara y contundente: piel, vísceras, fragmentos humanos,… ¿qué papel juegan estos elementos en tu trabajo?

Imagino que te refieres sobre todo a mis ultimas series, la serie "Lección de Anatomía", del 2008-2009 y "La profundidad de la piel" de 2010-2011 que nacieron a raíz de un vídeo titulado Entrevista, de 2007. En él aparezco yo en una falsa entrevista de aspecto biográfico, como un documental televisivo. En dicho documental hago consideraciones sobre el arte y sobre mí misma como artista, y hablo de los motivos, verdaderos o falsos, que impulsan al arte y a los artistas. De los hechos biográficos que cuento una gran parte son mentira, pero también hay algunas verdades mezcladas. Se trata de una especie de alter ego con una historia personal más interesante y una obra que encaja con esa experiencia. En un momento de la entrevista cuento como, mientras estudiaba medicina presionada por mi padre, dibujaba compulsivamente sobre las ilustraciones de los libros de anatomía. El texto del vídeo, la biografía inventada, ha dado paso en los últimos años a estas obras plagadas de fragmentos humanos. Como dije antes, esa simbología visceral alude al trabajo artístico, al esfuerzo que ponemos en lo que hacemos, a darle la vuelta a las cosas, poner lo de dentro hacia afuera, cambiar de piel o metamorfosearnos en otra cosa y hacer lo difícil como si nos resultara totalmente natural.

En algunos de tus trabajos tomas como punto de partida retratos clásicos, obras que forman parte de la cultura visual occidental colectiva, ¿Por qué decidiste trabajar a partir de estos cuadros?¿Crees que el hecho de ser obras muy reconocibles facilita la comunicación entre la obra y el espectador? 

Intentar facilitar la comunicación entre obra y espectador no es tarea fácil. Casi siempre tengo la sensación de que el espectador no llegará a entender ni a sentir siquiera una parte de la experiencia que uno ha tenido haciendo y desarrollando el trabajo. Esa es una realidad que me desespera porque, si se puede extrapolar a otras disciplinas que me gustan como espectadora, como la música, el cine o el cómic, significa que lo más probable es que yo tampoco esté captando las cosas con la intensidad o con el sentido que el autor pretendía. Hay que convivir con ello y aceptar que siempre hay un desfase y hasta un malentendido permanente en la relación entre el creador, la obra y el espectador, por muy formado que se esté.

Con respecto a las obras que mencionas donde uso cuadros clásicos y conocidos como punto de partida, sí, usé estas pinturas de modo más que consciente porque servía a mis intereses concretos de involucrar al espectador en la obra de una manera especial. En la serie anterior de “Lección de Anatomía” lo que hacía era copiar láminas de anatomía a gran tamaño y después añadir como un collage de imágenes de muy distinta procedencia que se relacionaban con ellas de una manera un poco surreal, produciendo asociaciones de ideas. Había un componente claro de vanitas ya que, a fin de cuentas, eran láminas de órganos, de huesos, de músculos. Me sorprendía a veces cuando me decían a propósito de esos dibujos que “eran fuertes”. Pero yo trataba de hacer un discurso con un poco de humor, seleccionaba las imágenes que superponía con criterios a veces sólo visuales, y otras intentaba añadir algo de confusión, como en un dibujo automático. Sin embargo parece que para mucha gente siempre es incómodo ver un dibujo de un torso abierto donde se ven los órganos, o un cráneo seccionado, aunque sean dibujos asépticos como los de un libro didáctico, o aunque estén realizados “artísticamente”. 

Así que con la serie de la “Profundidad de la piel” mi intención era forzar esta visión de las anatomías integrándolas en retratos, haciéndolas aún más pintura. El hecho de ser cuadros conocidos, el haber sido pintados con un trabajo lento de copia y reinterpretación de los clásicos es la clave para entender toda esta serie. La pintura es (por definición) una manipulación, pero es curioso que al ser ésta una convención cultural con una tradición tan grande, reaccionamos ante ella con una intensidad particular. Esa es la clave que me hizo usar la pintura y ponerme a copiar obras clásicas.
Para mí hubo un antes y un después de esta serie. Supuso un gran reto aprender de los grandes maestros.

Ángeles Agrela. Acciones. ("Menos conversación y más acción"). Palacio de los Condes de Gabia, Granada. 2003


Uno de estos trabajos que se apropian de obras ya existentes es la serie “La profundidad de la piel”, en ella pintas retratos de grandes maestros del arte, y perviertes esas imágenes dulces y tranquilas, casi dóciles, abriéndolas en canal y dejando que el interior salga al exterior. ¿Es la piel la frontera que separa el mundo exterior del interior? ¿o más bien representa la unión de uno y otro?

En esta serie, para involucrar al espectador en mi proposición, era necesario hacer patente que se trataba de pintura, que hay capas de trabajo, que hay una piel también en la pintura, que toda la ilusión visual a la que nos entregamos cuando miramos un cuadro procede de unas capas muy finas de pigmentos y aceites, que allí hay materia donde rebota la luz y hay transparencias, y que todo eso sucede en menos de un milímetro de grosor. Quería relacionar la profundidad de la pintura con la de la piel humana. Era un doble juego el que se planteaba. Pero creo que al ver los cuadros mucha gente ha pensado más en la profundidad de la piel humana y en lo que nos separa del aspecto exterior que mostramos a los demás y lo que somos. Pero, como ya he comentado, yo también suelo trabajar con referencias al propio arte, o al hecho de ser artista, o qué tipo de artista. En esta serie también me interesa la reflexión sobre la propia pintura y para hacerlo notar tengo que conseguir que el espectador se fije en ella. El retrato es un género con una larguísima tradición que no se puede olvidar. Me interesa del retrato la capacidad que tiene para atraer la mirada hacia un trozo de pintura, que es sólo pintura (y lo es más cuanto más te acercas a ella). 

Pero a pesar de todo la ilusión es tan grande que nos identificamos inmediatamente con la visión de otro ser humano y, como tales, nos proyectamos en esa imagen de rasgos ajenos. Por eso el retrato me servía tan bien para mis propósitos. Un buen retrato te hace asomarte a los ojos de otra persona, aunque haya muerto hace siglos, y captar algo de ella. Es una ilusión que tiene que ver con nuestros esquemas mentales más básicos. Nuestro cerebro está tan entrenado para reconocer rasgos faciales y atribuir a estos rasgos la categoría de una persona, que lo sigue haciendo ante un retrato aunque sea evidente que no es más que pintura. Sé que intentar dejar salir el interior del cuerpo al exterior puede resultar incómodo, pero de eso se trata; de enfrentar al espectador con una realidad que se encuentra tan solo a unos milímetros bajo la piel. Todos sabemos de qué estamos hechos, pero parece que a nadie le gusta verlo en un primer plano.

De todas formas no he hecho una representación realista de un cuerpo descarnado o sanguinolento. Son representaciones donde los músculos, tendones o huesos están representados de una manera pedagógica y limpia, donde las venas están pintadas de azul y las arterias de rojo para diferenciarlas al estilo de los manuales de anatomía. No hay sangre, no es algo “gore”. Hoy día es muy fácil ver auténticas imágenes de ese tipo con solo buscar en Internet. Yo quería hacer algo más acorde con el medio de la pintura, con la distancia que la capa de pintura da a la escena. A la fuerza tienen que venir también a la cabeza todos esos cuadros de mártires que muestran sus heridas con una expresión dulce, como si no fuera con ellos. De hecho yo he usado uno de esos cuadros, un San Esteban de Jean Fouquet, que tiene exactamente esa expresión. 

En otra serie, “Fanzine”, los retratos son en su totalidad de mujeres cuyos rostros han sido sustituidos por diferentes piezas corporales, la identidad ha sido borrada y convertida en un amasijo humano, que no guarda las proporciones ni lugares considerados como correctos. Teniendo en cuenta que el rostro es la parte más reconocible de la identidad ¿Qué se esconde detrás de esta metamorfosis monstruosa? 

Bueno, esta obra está aún en proceso y es un proyecto que tengo entre manos relacionado con el fanzine y la auto-publicación y cómo eso se puede llevar desde el terreno de lo underground, la ilustración y lo más o menos subversivo al campo del arte contemporáneo. Mi interés por el fanzine en sí es relativamente reciente a pesar de que mi trabajo siempre se ha nutrido mucho del cómic, la ilustración y el humor. Mis últimos trabajos pasan de la serie de “La profundidad de la piel” a estos retratos de mujeres, muchas de ellas “peludas” o con metamorfosis monstruosas como tú dices, pero todos forman parte de mi colección de personajes inventados como protagonistas de los fanzines que estoy elaborando (el mundo del comic parece que tiene licencia para crear tipos monstruosos sin dar más explicaciones).

La apariencia metamórfica de los personajes viene de todo el imaginario que he estado usando, me doy cuenta ahora, casi desde siempre; los trozos de cuerpos (los exvotos), las máscaras, la aceptación de una identidad propia que puede resultarnos ajena, las vísceras como metáfora de poner el interior hacia afuera, el esfuerzo (¿echarle tripas?), etc. De momento tengo las imágenes de los dibujos y ello me va llevando a la maquetación y presentación del proyecto. Los dibujos, de tamaños no muy pequeños, serán mostrados como piezas independientes de la publicación, que obviamente debería circular por los circuitos propios del fanzine, en papel y digital.

Todo está todavía por hacer y concretar, pero sí puedo decirte que con este proyecto me interesa sobre todo hacer una experimentación no sólo lúdica, sino hacer historias con mis protagonistas, hablar de una forma bastante elocuente de la realidad, de las preocupaciones cotidianas por medio de mis raras protagonistas y lograr hacer cosas realmente sensibles. Sobre las posibles formas de edición en las que estoy pensando, creo que debe ser algo bastante social para mí en estos momentos. Incluso antes que algo estrictamente artístico, debería de ser mi forma de crear vínculos. Mi trabajo siempre ha estado vinculado a la forma de exhibir de las galerías y los museos, pero mi objetivo con este proyecto, con la realización de estos fanzines, sería sumar a esto otro tipo de visibilidad. Para mí los fanzines son diamantes en bruto que responden a una brusca necesidad de expresarse, y en ese estado creo que nos encontramos todos en los tiempos que corren.

¿Te consideras una artista feminista? ¿Cuál ha sido o es tu relación con el arte feminista?

Sinceramente, no me considero ninguna especialista en el tema del género. Supongo que actúo desde una posición de género, por ser mujer, más de lo que reflexiono propiamente sobre problemáticas específicas de género. Muchos de los temas que trato al hacer mi trabajo no son específicamente femeninos. Cuando me planteé la serie de la “Elegida”, por ejemplo, no hablaba de lo que una artista mujer representa socialmente. Era una reflexión general. Uso un alter ego mujer, la heroína, porque soy mujer y es un planteamiento en primera persona. Pero no es muy distinto de lo que podría haber hecho si me lo hubiera planteado de una manera más impersonal eligiendo protagonistas distintos a mí, hombres o mujeres. No sé si me explico del todo; creo que hay diferencias en el arte hecho por mujeres, pero también podríamos enfocar sobre las diferencias que hay entre el arte hecho por jóvenes o artistas que ya están en su vejez, por ejemplo (también aquí hay discriminaciones), o de distinta procedencia geográfica, o tendencia sexual, o con distintos traumas vitales.

Otra cosa es que decidas que te concierne la discriminación que el mercado del arte, o la sociedad, hacen respecto al trabajo de las mujeres artistas. Una cosa es la relación íntima con mi trabajo, donde no me siento especialmente obligada a un cierto discurso por el hecho de ser mujer, y otra es el posicionamiento obligado ante la discriminación de un sector de los artistas por razón de sexo. Pero claro, un artista hombre también debería posicionarse ante eso, ¿no crees? Así que respecto al arte hecho por mujeres, me encuentro en un momento en el que me interesa más cómo funciona la mente femenina, el modo en que una mujer se enfrenta a temas estéticos y sociales. La manera de gestionar las cosas y moverse entre ellas. Sí creo que hay sutiles diferencias y ello se traduce en la obra. Yo descubro esas peculiaridades en mi propio trabajo pero, ¿es eso necesariamente arte feminista? 

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Ángeles Agrela. "La profundidad de la piel", Galería Magda Bellotti, Madrid. 2011


Si comparamos el número de chicas que estudian Bellas Artes con el número de chicos, la presencia de mujeres es impresionante, sin embargo en las galerías de arte, en las ferias, en los museos, esta presencia apabullante parece invertirse completamente, ¿Cómo ves la situación de la mujer-artista dentro del circuito del arte contemporáneo? ¿Crees que tenemos las mismas posibilidades que los artistas varones?

Creo que en parte ya contestaba algo de esto en la pregunta anterior. Evidentemente estas son cifras que están ahí y me parecen muy preocupantes. Yo no puedo mirar hacia otro lado, y es difícil resolver este problema que viene desde tan lejos. El mundo del arte es un campo muy complicado que no es ajeno a los movimientos sociales contemporáneos y hay que tener capacidad de resistencia, mucho apoyo personal y mucha suerte porque nuestras carreras son algo a largo plazo y es todo muy complejo. Por otro lado, el arte y el mercado del arte, o el circuito del arte contemporáneo, como tú lo llamas, no son la misma cosa. Ese circuito sufre, desgraciadamente, de los mismos prejuicios y lastres que otros ámbitos laborales o sociales. Hay muchos prejuicios sobre la mujer artista, su nivel de implicación a largo plazo, su capacidad para defender una posición en un mundo muy competitivo diseñado a la medida de las capacidades masculinas… nada distinto de lo que sufre una mujer en cualquier sector. 

Por ejemplo, yo sigo escuchando la idea de que las mujeres, en un momento de su vida, atenderán a la llamada de sus hormonas y desearán ser madres, por lo que tendrán que elegir necesariamente entre seguir con su trabajo artístico y la maternidad. Esto se deriva de la idea vigente de que un auténtico artista sólo ve el mundo desde su irrenunciable necesidad de crear su obra a todo precio y que el genio artístico es una pasión que consume cualquier otra faceta de la vida que suponga una distracción; es una pasión totalmente egoísta, por así decirlo. Por tanto, y según esta concepción de las cosas, los hombres artistas, desapegados de cualquier pulsión paternal u obligación hacia los hijos, pueden seguir su impulso artístico por encima de cualquier otra consideración sin que se les hagan reproches. Ya nos podemos imaginar que el mercado del arte aprecia este tipo de ideas y penaliza a las artistas. Es como en esas entrevistas de trabajo donde se les pregunta a las mujeres si tienen pensado quedarse embarazadas en un futuro próximo.

Hay un interesantísimo documental de Tracey Emin, titulado “Qué precio tiene el arte”, que supongo que conoces, donde ella se plantea estas cuestiones y se las plantea a otras artistas. Claro, Tracey Emin es una artista triunfadora y posicionada en el mercado del arte, pero es interesante verlo y tener una opinión propia.

Si crees que hay diferencia entre unos y otras, ¿Qué crees que está fallando? ¿Cómo crees que podemos hacernos visibles?

Sólo sé que no me siento cómoda en exposiciones específicas de mujeres. He participado en muchísimas y a veces la exposición tenía un sentido y un hilo conductor y otras veces era simplemente un recuento, como ponerte en una lista de artistas mujeres. Hay estrategias que han perdido ya su capacidad de llamar la atención sobre el problema y creo que las exposiciones donde el hilo argumental se reduce a presentar el arte hecho por mujeres como “una particularidad”, como un barrio periférico del auténtico arte, están agotadas. No digo que no haya que seguir llamando la atención sobre la discriminación de las mujeres artistas, o que no se puedan hacer buenos comisariados donde se indague en una cierta sensibilidad femenina (como se pueden hacer sobre cualquier otro colectivo que aporte unos rasgos distintivos), pero hay que tener cuidado porque presentar la peculiaridad femenina siempre supone que se hace con respecto a la “normalidad” o preponderancia masculina.

Hay que pensar bien nuevas estrategias. Me gustaría que más hombres fueran invitados a participar en acciones, exposiciones o lo que sea, contra la discriminación en el sector. Además, los artistas, hombres y mujeres, tenemos una responsabilidad social que no se debe olvidar y que no se reduce a la problemática específica del sector del arte, sino a todos los ámbitos de la sociedad. Tendríamos que estar implicados en el progreso social general y limpiar nuestra propia casa a la vez.

Ángeles Agrela. "Superculto", Museo Barjola, Gijón. 2008


¿Cómo crees que ha influido internet en el mundo del arte? ¿Y en tu trabajo?

Estamos viviendo una auténtica revolución en muy poco tiempo, que afecta a todas las áreas de nuestra vida. Internet, o más bien, la conexión constante y en cualquier sitio, que es a lo que estamos llegando, ha creado un antes y un después muy marcado y esto afecta a la realidad desde todos los planos. Sociológicamente el momento es fascinante. Y como el arte es un reflejo de la realidad no puede mantenerse al margen.

Yo creo que los cambios más importantes están por llegar, pero de momento todos podemos acceder a todo tipo de información, imágenes, etc. desde cualquier sitio y también podemos hacer visible nuestro trabajo y conectar con otros y en distintas capas de esas redes de información. Es imposible que los artistas no hayan sido influidos por esta nueva situación. Ahora todos lo hemos visto todo y estamos en contacto con todo. No hay una limitación geográfica para acceder a la información; el límite es nuestro interés y, claro, ¡nuestro tiempo! La cantidad de estímulos es tan grande que es difícil mantener la atención en la dirección correcta. La información acaba siendo atomizada y se mezcla. Para mí la imagen más precisa de esto es la habitual de mi navegador con diez pestañas abiertas a la vez con cosas que tengo pendientes para leer; a los cinco minutos he olvidado cómo llegué allí o para qué. Empiezo a ver propuestas artísticas que emulan ese caos de la información y las imágenes. Y también está el arte creado específicamente para esa realidad conectada, claro.

En mi caso la influencia de internet viene sobre todo por la facilidad de acceder a imágenes y porque he podido adentrarme en nuevas áreas de interés que ahora son más accesibles. Yo soy una persona curiosa, como ya te he dicho, así que ahora hacer un trabajo de campo o investigación es infinitamente más fácil.

Hoy en día estamos más comunicados que nunca, pero ¿crees que eso ha hecho desaparecer las periferias artísticas?

No, lo que creo que ha pasado, precisamente por lo que comentaba en la respuesta anterior, es que han desaparecido los centros artísticos, lo que deja un poco sin sentido el concepto de centro y periferia. Los antiguos centros artísticos son ahora, si acaso, los centros del mercado del Arte, pero ese es otro tema. El Arte ahora se hace en cualquier sitio y se conecta de una forma inimaginable hace unos pocos años. En mi opinión, lo que ha pasado es que las corrientes ahora no fluyen desde unos hipotéticos centros a las periferias, sino que esos flujos de información, dependencia, influencia, contraposición, como los quieras llamar, ahora se superponen en capas.

Hay cosas que son más visibles o que están más en la superficie de la visibilidad y hay multitud de capas hacia abajo, más subterráneas, más minoritarias. Esto antes ya pasaba, pero actualmente este modelo me parece que explica mejor la situación; pierde importancia la situación geográfica y es la penetración en las redes de información lo que te sitúa en la corriente. La periferia ahora puede ser más una actitud, el deseo consciente de mantenerte en un margen, o en una capa más profunda que busca diferenciarse.

Con las dificultades actuales para poder mostrar los proyectos artísticos en centros de arte, ¿consideras el espacio virtual como un espacio alternativo a los espacios expositivos tradicionales? ¿Qué ventajas e inconvenientes encuentras en la red?

El espacio virtual es una realidad que va a acompañarnos en el futuro con posibilidades nuevas, eso es cierto. Pero también es verdad que esa forma de mostrar el trabajo impone condiciones. Cada vez más artistas crean obras directamente para ser apreciadas en pantalla y la ventaja evidente es la inmediatez para compartirlas y llegar a cualquier lugar, la interactividad, etc. Es un campo fascinante para crear obras que aprovechen las posibilidades específicas de ese medio. ¿Los inconvenientes? Pues en mi caso concreto (yo no he hecho de momento obras específicas para la red) encuentro que adaptar una obra que no estaba pensada en el espacio virtual para ser apreciada en ese medio siempre reduce la obra a una sombra de lo que realmente es.

Yo tengo una web donde se pueden ver un montón de mis trabajos pero, obviamente, la experiencia de ver las obras en directo no tiene nada que ver con eso. La red me sirve para conectar, dar y recibir información. Además, la tecnología avanza demasiado rápido. Recuerdo las primeras obras de net-art, que parecían una auténtica revolución hace sólo unos pocos años y han envejecido tan mal. Puede que dentro de poco haya espacios virtuales inmersivos mucho más logrados y la experiencia sensorial sea mucho más completa. Lo que se relaciona con la tecnología de un modo tan dependiente se desecha demasiado rápido. Yo creo que el Arte funciona en tiempos más lentos, pero esto es sólo una opinión, y creo que mientras sigamos teniendo un cuerpo y unos sentidos con los que relacionarnos con el mundo, la experiencia directa con la obra es inigualable.